jueves, 6 de marzo de 2008

Despierta


A veces.


Sólo a veces, entre soplos de algún pensamiento taciturno, despierta, como un títere abandonado y polvoriento en mitad de la nada.


En un movimiento de ojos escruta sus motivos, recién exprimidos, para decidir mirarse entonces a sí mismo y no encontrar nada, nada descifrable. Nada nuevo.


Y ve pasar el tiempo, de súbito, el cambio acaecido, sigiloso, se abre ante sí. Y sólo las preguntas le excitan, todas aquellas preguntas a las que no puede aún otorgar respuesta. Y a veces sólo sonríe ante el miedo a lo desconocido, el pálpito impredecible de lo que es en sí mismo y ni siquiera desentraña.


La esencia que se retuerce de rebeldía cuando, a veces, abre los ojos y despierta.