domingo, 25 de febrero de 2007

Camisa nueva

No esperé menos de la noche.

Pienso que tanta risa pasará factura. Aprender a reírse de uno mismo, terapia contra los malos humores, nada más cierto. Y sí, es verdad que las hubo, las risas, las hubo hasta cierto momento, no recuerdo el punto exacto. Quizás miro de reojo a algún rincón vacío y se me caen todos los caramelos. Nada más que un medio secreto entre dientes, me abro la chaqueta y enseño la camisa. Hace frío.

Como dentro de zapatos ajenos. No. Son los míos pero yo no soy, o quizá no estoy; me pregunto dónde queda la chica de camisa nueva e interrogo a un par de desconocidos. Rebusco en mi bolso y doy con su libreta, y tras un par de frases quizá puedo verla sola, en algún lugar que no es éste, y en algún otro momento. Y de nuevo miro de reojo a algún punto de dentro, y creo que quiero ser calcetín, para replegarme sobre mí y esconderme, huir tras mi piel y fingir q estoy dormida. Es entonces cuando recuerdo mis calcetines de rayas y sonrío, me gustan porque hipnotizan, y los enseño, también la camisa. Hace frío.

Un chico con gafas. Mentalmente le pongo un 'post it' y sigo caminando, hasta la barra. Y pienso en olvidarme si no estoy así que bailo, pero cierro los ojos, por si puedo imaginar que no hay nadie más allí. Y no es posible. Presión anatómica y olor visceral. Tabaco y alcohol. Y mis ojos cerrados. Y dilucido que necesito salir de allí y me escapo al baño, y corro tras mis ideas que aprovechan la coyuntura para salir disparadas; demasiado lejos de casa, ojalá no fuera aquí. Y se interpone en mi camino de forma deliberada, y alzo la mirada y veo a un chico con gafas, adivino un 'post it' en su frente y sonrío. Parece que la suerte quiere darme una bofetada, y no pienso poner la otra mejilla, mis ideas están ya en el baño así que corro despavorida antes de que suiciden y tiren de la cadena, no sin antes escribir en su 'post it' que la chica que busca está dentro de un calcetín, que no la busque. Y mientras sigo caminando sé que aquel 'post it' piensa regalarme otro par de segundos. Mi camisa enseña mi espalda. Tengo mucho frío.

Y el otro medio secreto se desparrama. Cojo mi chaqueta y me decido, y me despido.

- Mañana vendrá ella, os lo prometo, va a dejar sus calcetines de rayas en casa, no sé qué hará con su camisa. Comemos juntos y nos reímos; portaos bien hasta entonces. - Y apenas salgo fuera y cambia el viento, y salen volando un par de ideas que ya no necesito. Quizás sin ellas haga un poco menos de frío.