viernes, 19 de enero de 2007

Círculo vicioso


Ayer dibujé un círculo vicioso, y me hice centro. Y prometí volver a cometer todos mis errores, porque soy ellos. Una mañana robo matices de azul y despierto desnuda, y otras el frío me gusta, porque me hace temblar; y recuerdo cuando temblaba.

Desconozco las aristas que perfilan su tenue figura. Desconozco su huella, sus ojos cerrados. Esbozo notas en mi colchón, y algunas me desabotonan la camisa, muy despacio. Se posan sobre mi pentagrama, lo trenzan y se cansan. Y me dejan dormir.

Sé que el viento es más cálido por dentro, por donde no te acaricia, porque se reserva para sí. Y si le escucho llorar, también yo quiero, porque también recuerdo cuando lloraba para mí. Y hoy me pregunto si lloro el mar, porque también él es salado, también carece de figuras o de aristas, o de ojos cerrados.

Ayer dibujé un círculo vicioso y me hice arco. Y rocé mis pies y mis manos y cerré el ciclo. Donde yo empiezo, donde yo acabo. Y otra mañana desato mis cordones y contemplo mi vientre; y me gusta recordarlo así, desconocido, sin huella, sin trama y sin color.

Sé que los días no empiezan ni acaban, no ruedan ni desfilan. Simplemente callan y me ven plegarme cada mañana, remontando el círculo que dibujo con el dedo índice, entre los dobleces de mis sábanas.

(Foto: Di con ella por casualidad nadando por la red. Es simplemente perfecta...)